“Hay una voluntad colectiva a favor del cambio. La gente demanda participar en la construcción de una nueva legalidad, de una nueva convivencia, de una nueva República”, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador durante la ceremonia México-Tenochtitlan, más de siete siglos de historia.
En esta ciudad, que en días pasados vivió un fuerte impacto con el derrumbe de un tramo de la línea 12 del Metro (con saldo de 26 muertos y decenas de heridos), el mandatario manifestó su respaldo a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a quien consideró “una mujer excepcional, trabajadora, honesta, inteligente y de profundas convicciones humanitarias.
“No podría dejar de decir que en la lamentable desgracia del Metro de Tláhuac seguirá habiendo atención y apoyo para los familiares de las víctimas y, desde luego, el compromiso de conocer la verdad y de hacer justicia”, señaló.
Destacó que el objetivo de su gobierno “ha sido encender de nuevo la llama de la esperanza. A eso hemos convocado, en la etapa de la Cuarta Transformación, para darle a cada persona nuevas e importantes razones para triunfar en esta ciudad generosa y fraterna”.
En la tarima colocada afuera del museo del Templo Mayor, escuchaban atentos representantes de los tres poderes de la Unión, la anfitriona, diplomáticos, los secretarios de la Defensa Nacional, de Marina, de Gobernación y de Relaciones Exteriores, así como la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff, invitada especial, quien se sumó al espaldarazo a Sheinbaum. Se refirió a la historia latinoamericana como la de leones y leonas que ningún cazador puede silenciar.
“Y ya que menciono las leonas, permítanme complementar a la jefa del gobierno de la Ciudad de México, y decir que mi alegría de estar aquí hoy se multiplica por el acto de esta mujer y de esta extraordinaria ciudad gobernada por una mujer”, a quien le deseó sea reconocida como la mejor alcaldesa del mundo por su gestión en tiempo de pandemia.
Hay tantas mujeres en la política, dijo, que deben enfrentar el machismo y la presión de las élites. “Fue así que he sufrido también por ser mujer, la mujer presidenta de mi país”, expresó.
Desde temprano, antes del alba, el perímetro de la Plaza de la Constitución fue acordonado por elementos de seguridad que impedían el paso de peatones y vehículos, y fue liberada al término de la ceremonia.
Historia de abusos
El mandatario entró, junto con los invitados, a la explanada del Templo Mayor, donde fueron recibidos en lengua original “a esta gran ciudad México-Tenochtitlan… donde se guardan y se encuentran los hombres de los cuatro rumbos”.
La primera en tomar la palabra fue Sheinbaum, quien recordó a los mexicas, su origen y resistencia, así como la historia de epidemias y abusos y 300 años del México colonial.
Y ya en la coyuntura subrayó que la ciudad, con un pueblo solidario, participativo, muestra al mundo todos los días que nada lo vence. “Como jefa de Gobierno de esta grandiosa Ciudad de México no pretendo más que estar a la altura de este pueblo milenario”.
Luego habló el historiador Enrique Semo, autor del libro La conquista, catástrofe de los pueblos originarios, quien invitó a recordar la grandeza de la cultura náhuatl, que tuvo como una de sus expresiones más espléndidas a esta Ciudad de México.
“Cuenta el aforismo de Chimalpahin: ‘Mientras el mundo perdure, la fama y la gloria de México-Tenochtitlan nunca perecerá’”.
Fabiola Martínez y Néstor Jiménez / La Jornada