Nueva York. La Casa Blanca presentó ayer dos estrategias sobre migración para abordar las “causas de fondo” de la migración centroamericana y mexicana, y para el manejo del flujo migratorio de la región. Sin embargo, Washington retrocedió en revertir una medida implementada por Donald Trump para expulsar a “algunas” familias solicitantes de asilo, provocando descontento de algunos defensores de derechos de inmigrantes, y no cumplir las expectativas para la reforma migratoria en su propio país.
La vicepresidenta Kamala Harris, encargada por Biden para la tarea de enfrentar el incremento en el flujo migratorio en la frontera sur, emitió ayer una estrategia integral para abordar las “causas de fondo” de la migración centroamericana, afirmando que “nuestra nación tiene que trabajar de manera consistente con la región para abordar las dificultades que causan que la gente salga de Centroamérica para venir a nuestra frontera”.
Agregó que “por décadas, nuestra nación ha trabajado en Centroamérica. Frecuentemente con buenas intenciones, (pero) ese trabajo no ha sido consistente”.
La estrategia esta basada en cinco pilares: abordar la inseguridad y desigualdad económica, el combate a la corrupción y fortalecer la gobernanza democrática promoviendo los derechos humanos, derechos laborales y libertad de expresión, atendiendo la violencia, incluidos los delitos del crimen organizado y las redes de tráfico, y finalmente combatir la violencia sexual, de género y doméstica. (La propuesta se puede consultar en: https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/07/Root-Causes-Strategy.pdf).
Harris subraya en una carta que acompaña a estas iniciativas, que esta estrategia depende del trabajo colaborativo con otros gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y organizaciones internacionales. Señaló que ya se han recibido compromisos por los gobiernos de México, Japón, Corea del Sur y la Organización de Naciones Unidas para sumarse a Estados Unidos en el apoyo a la región.
La Casa Blanca tambien emitió una “estrategia colaborativa de la migración” que se basa, afirma, en esfuerzos de cooperacion para el manejo migratorio “seguro, ordenado y humanitario en Norte y Centroamérica”.
Esta segunda estrategia incorpora ocho “líneas de acción”, que incluyen “estabilizar” poblaciones con necesidades urgentes, ampliar acceso a la protección internacional con apoyo a programas de asilo en países de la región, mejorar la protección en naciones de origen, promover programas de empleo y mejorar las protecciones laborales.
Está también la necesidad de apoyar la reintegración de migrantes retornados, promover el manejo seguro y humanitario de fronteras, mejorar la comunicación pública sobre migración en la región, y, en Estados Unidos, ampliar acceso a vías legales para la protección y para la oportunidad para los migrantes, incluyendo empleo temporal y reunificación de familias. (https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/07/Collaborative-Migration-Management-Strategy.pdf?utm_medium=email&utm_source=govdelivery#_blank).
Altos funcionarios del gobierno de Biden destacaron que lo novedoso de estas estrategias es que son “esfuerzos colaborativos” con gobiernos, la sociedad civil, empresarios, sindicatos, autoridades locales y organizaciones internacionales.
Por cierto, el secretario de Estado, Antony Blinken, se comunicó con el canciller Marcelo Ebrard para hablar sobre “los esfuerzos coordinados entre Estados Unidos y Mexico, con el fin de abordar las causas fundamentales de la migración irregular”, y agradeció los esfuerzos de Mexico que “contribuyen a la gestión coordinada de la migración, así como por su amplio apoyo a nivel federal, estatal y local”.
Harris y altos funcionarios reconocieron que estas iniciativas “no serán fáciles”, ni generarán resultados inmediatos, pero que con ellas buscan un giro en el manejo del tema migratorio en Centro y Norteamérica, creando un nuevo marco para el futuro.
Funcionarios estadunidenses subrayaron que entre los mayores desafíos en la región están tanto la falta de oportunidades económicas como problemas de gobernanza en Centroamérica en torno a la corrupción, falta de transparencia e impunidad.
La subsecretaria del Departamento de Estado para Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos, Uzra Zeya, comentó a periodistas que “abordar esos desafíos está en el interés tanto de la región como de Estados Unidos, y buscaremos socios que estén dispuestos y comprometidos a trabajar con nosotros para esos fines”.
Al mismo tiempo, no hay señales claras acerca de si procederá, y cuándo, el esfuerzo para una reforma migratoria estadunidense. Ayer, Biden y Harris se reunieron con integrantes del caucus hispano del Congreso y líderes de los comités judiciales de ambas cámaras para abordar el tema del programa de protección temporal de migrantes que llegaron al país siendo menores de edad, conocido como DACA.
Por otro lado, defensores de derechos de los migrantes, sobre todo los que abogan por solicitantes de asilo en la frontera con México, expresaron su desagrado y frustración, e incluso algunos suspendieron su colaboración con autoridades ante la decisión del gobierno de Biden de continuar usando una medida implementada por Trump usando la pandemia como argumento para negar la entrada y expulsar a migrantes.
El gobierno de Biden había declarado que revertiría esa medida en torno a familias que llegaban a solicitar asilo en la frontera con México para fines de este mes, pero fuentes oficiales indicaron que se está postergando esa decisión, reportó Reuters.
David Brooks, La Jornada