Comerse un caramelo de menta o masticar chicle son respuestas obvias, pero ambas opciones solo disimulan el mal olor de manera temporal
Caitie Kelly
En los últimos meses, muchos de nosotros nos hemos habituado al olor de nuestro propio aliento gracias al uso constante de cubrebocas y esto nos ha traído revelaciones que no son del todo positivas. Brian Harris, dentista en Phoenix y fundador de la marca de cuidado bucal Klen, dijo que una de las preguntas más comunes que ha escuchado de sus pacientes desde que comenzó la pandemia es: “¿Qué puedo hacer para mejorar el olor de mi aliento?”.
Comerse un caramelo de menta o masticar chicle son respuestas obvias, pero ambas opciones solo disimulan el mal olor de manera temporal. Una solución real, según Harris, es tratar la acumulación de ciertas bacterias que pueden añadir un hedor agrio al aliento.
Para eliminar esas bacterias, recurre a productos básicos de cuidado dental con algunas modificaciones inteligentes, así como a algunas herramientas que quizá no conocías. Te conviene invertir en un cepillo dental eléctrico, pues puede eliminar más sarro que uno normal. El Sonic Toothbrush de Burst (70 dólares), por ejemplo, emite miles de pequeñas vibraciones sónicas por minuto para pulir los dientes.
En cuanto a la pasta dental, Alan Friedman, prostodoncista de Chestnut Hill, Massachusetts, prefiere la línea Pro-Health de Crest (desde 3 dólares). Las distintas fórmulas atienden una amplia variedad de problemas, desde la sensibilidad dental hasta la salud de las encías y el blanqueamiento de los dientes.
Eliminar el sarro que puede acumularse en los espacios estrechos entre los dientes es importante no solo para tener mejor aliento, sino también para prevenir enfermedades periodontales y caries.
En 2015, Chrystle Cu, odontóloga holística que se enfoca en la salud bucodental en relación con la salud en general de una persona, y su hermana, Catherine, lanzaron Cocofloss (9 dólares), que tiene “un tejido suave parecido a una esponja vegetal de cientos de filamentos en acción”, o hebras diminutas de microfibra, “que se expanden para eliminar el sarro persistente”, explicó Cu.
Se vende en aromas como sandía de verano, naranja Cara Cara y chocolate amargo, con los cuales Cu espera hacer que el uso de hilo dental “se sienta más como un momento agradable de cuidado personal que como una tarea diaria”.
Friedman recomienda usar el irrigador dental Waterpik (50 dólares) junto con un cepillo dental sónico y un mejor hilo dental para garantizar una rutina tan exhaustiva como las limpiezas de un consultorio dental.
Sin embargo, el dorso de la lengua es donde se concentra la mayor cantidad de bacterias y es la parte más difícil de alcanzar. Puedes intentar limpiarla con un cepillo de dientes, pero Harris aconsejó “usar un limpiador de lengua y el enjuague bucal adecuado sin alcohol para obtener los mejores resultados”.
El cepillo de lengua Pure Palate Tongue Scraper (10 dólares), de la marca UMA, cuesta casi lo mismo que una versión de acero inoxidable, pero está elaborado con cobre antimicrobiano, que inhibe el crecimiento de las bacterias. Úsalo para raspar suavemente el sarro de la lengua que las cerdas de un cepillo dental quizá omiten o solo rodean.
En cuanto a enjuagues bucales, compra los que no contengan alcohol etílico, que suele secar la boca y exacerbar el mal aliento. Una opción es el Whole Care Mouthwash de Tom’s of Maine (7 dólares), que contiene xilitol —un endulzante natural que aumenta la producción de saliva y evita que se formen muchas bacterias en los dientes— y aloe como toque refrescante.
c.2020 The New York Times Company