Una montaña en Marte llevará el nombre de Rafael Navarro González, científico mexicano cuyo trabajo de investigación ayudó a que la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) pudiera estudiar la vida en ese planeta.
“Un día tu nombre va a estar en Marte, no sé cómo, no sé de qué forma, pero un día va a estar”, le decía convencida su esposa, Fabiola Aceves, al científico. Navarro González falleció a finales de enero, a causa de Covid-19; sin embargo, su trabajo seguirá contribuyendo al desarrollo de la ciencia en México y el resto del mundo.
“Lo encuentro muy apropiado, porque en nuestros muchos viajes por entornos extremos, siempre estaba buscando las montañas”, recordó Christopher McKay, colega del mexicano que desde la NASA ha apoyado el homenaje en honor a Navarro González.
La investigación de Navarro González que sirvió a la agencia espacial estadunidense para seguir avanzando en la misión del vehículo Curiosity –que explora el planeta rojo en busca de vida, entre otras tareas– fue identificar condiciones geológicas similares en el Desierto de Atacama y Marte.
En la agencia espacial estadunidense, fue líder en el estudio de la astrobiología y colaboró en el desarrollo del Sample Analysis at Mars, laboratorio portátil que ha revisado la química del suelo, rocas y aire marcianos, elementos claves entre los hallazgos realizados hasta el momento.
Egresó de la Facultad de Ciencias y fue investigador del Instituto de Ciencias Nucleares, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cursó su posgrado en la Universidad de Maryland, Estados Unidos. Aunque tuvo ofertas para quedarse a trabajar en esa nación, las rechazó debido a que quería regresar a México para devolver un poco de lo que la Universidad Nacional y el país le dieron.
“Él daba muchas conferencias y hacía mucha difusión en distintos lugares del planeta. Siempre me decía: ‘De toda la gente que me escucha, con una persona que se interese en la ciencia, le voy a ganar un científico a México’”, contó su viuda.
Además de destacarse como docente e investigador, su familia y colegas lo consideraban un buen esposo, compañero y padre. “Era un gran científico, pero sobre todo era un maravilloso ser humano, fue un modelo a seguir para mí”, indicó McKay, integrante del área de Sistemas Planetarios del Centro de Investigación Ames, en Estados Unidos.
Además de sus aportes a la NASA y a la UNAM, Rafael Navarro realizó investigaciones sobre el papel de los relámpagos volcánicos en el origen de la vida y la crisis de nitrógeno en la vida primitiva. Sus textos aparecieron en las principales revistas científicas del mundo, como Science y Nature. Asimismo, recibió la medalla Alexander von Humboldt que otorga la Unión Europea de Geociencias. Es la quinta persona a quien se le reconoce poniéndole su nombre a uno de los sitios explorados en Marte.
Aunque para que la montaña Rafael Navarro González, de 120 metros de altura, sea oficialmente llamada así todavía hace falta un largo proceso ante la Unión Astronómica Internacional, en la investigación que efectúa la NASA ya es llamada como el mexicano.
“Ya la llamamos así, montaña Rafael Navarro, y nos vamos a referir así a ella en cualquier documento científico que involucre análisis de la morfología o la estructura o la química de ese lugar”, explicó el científico McKay.
Del legado de Navarro González también perdurará su espíritu solidario. La familia del investigador se encuentra en busca de apoyo para crear una fundación con el nombre del científico, que tiene el propósito de otorgar becas a jóvenes interesados en la ciencia.
“Debe haber muchos allá afuera, que tengan la necesidad, que sean brillantes y puedan demostrarlo con todas sus aportaciones”, citó Fabiola Aceves a su difunto esposo.
En el Instituto de Ciencias Nucleares y en la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM aseguraron que el trabajo de Navarro González seguirá siendo preservado y continuado, “para que sus sueños sean asumidos y completados por las nuevas generaciones”.
El Curiosity explorará los alrededores de la montaña Rafael Navarro en Marte. “El vehículo no tiene la capacidad del mexicano para escalar montes, así que estaremos estudiando las faldas”, explicó Christopher McKay.
Fuente: Juan Ibarra / La Jornada