Las inundaciones por marea alta –también llamadas inundaciones molestas– ya son un problema cotidiano en muchas ciudades de las costas del Atlántico y del golfo de Estados Unidos.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) reportó más de 600 inundaciones de este tipo en 2019. Sin embargo, a partir de mediados de la década de 2030, la alineación del aumento del nivel del mar con un ciclo lunar hará que las ciudades costeras de todo el país del norte comiencen una etapa de aumentos dramáticos en el número de ellas, según el primer estudio que consideró todas las causas oceánicas y astronómicas conocidas de las inundaciones.
Dirigido por los miembros del Equipo Científico del Cambio del Nivel del Mar de la NASA, en la Universidad de Hawai, el nuevo estudio muestra que las mareas altas superarán los umbrales de inundación conocidos en todo el país con más frecuencia. Ocurrirán en grupos que durarán un mes o más, dependiendo de las posiciones de la Luna, la Tierra y el Sol. Cuando el satélite y el planeta se alinean de manera específica entre sí y con el astro, la atracción gravitacional y la respuesta del océano pueden hacer que los habitantes de las ciudades se enfrenten a aluviones todos los días o cada dos.
“Las áreas bajas cercanas al nivel del mar están cada vez más en riesgo y sufren debido al aumento de las inundaciones, y sólo empeorarán. La combinación de la atracción gravitacional de la Luna, el aumento del nivel del mar y el cambio climático continuarán exacerbándolas en nuestras costas y en el mundo. Los científicos están proporcionando información crucial para que podamos planificar, proteger y prevenir daños al medio ambiente, así como de los recursos de vida de los afectados”, explicó Bill Nelson, administrador de la NASA.
Efecto acumulado
“Es el efecto acumulado a lo largo del tiempo lo que tendrá un impacto”, sostuvo Phil Thompson, profesor asistente de la Universidad de Hawai y autor principal del trabajo, publicado este mes en Nature Climate Change.
Agregó que debido a que las inundaciones por marea alta involucran una pequeña cantidad de agua en comparación con las marejadas ciclónicas, hay una tendencia a verlas como un problema menos significativo en general.
“Sin embargo, si se inunda 10 o 15 veces al mes, un negocio no puede seguir funcionando con su estacionamiento bajo el agua. La gente pierde su empleo, porque no puede ir a trabajar. Los pozos negros que se filtran se convierten en un problema de salud pública”, alertó.
¿Por qué las ciudades costeras tan separadas entre sí comienzan a experimentar estas tasas más altas de inundaciones casi al mismo tiempo? La razón principal es un bamboleo regular en la órbita de la Luna que tarda 18.6 años en completarse. No hay nada nuevo o peligroso en ese fenómeno; se reportó por primera vez en 1728. Lo nuevo es cómo uno de sus efectos sobre la atracción gravitacional de la Luna se combinará con el aumento del nivel del mar como resultado del calentamiento global.
En la mitad de ese ciclo, las mareas diarias regulares se suprimen: las altas son más bajas de lo normal y las bajas, más altas. En la otra mitad, se amplifican: las altas suben y las bajas, bajan aún más. El incremento global del nivel del mar empuja a las mareas altas en una sola dirección: hacia arriba. Entonces, la mitad de ese tiempo contrarresta el efecto de la crecida del nivel del mar en las mareas altas y la otra mitad potencia el efecto.
La Luna está ahora en la parte de su ciclo de amplificación de la marea. Sin embargo, a lo largo de la mayoría de las costas de Estados Unidos, el nivel del mar no se ha elevado lo suficiente como para que, incluso con ese “empuje” lunar, las mareas altas superen regularmente los umbrales de inundación. Será una historia diferente la próxima vez que ese ciclo vuelva a amplificar las mareas, a mediados de la década de 2030.
Ben Hamlington, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, es coautor del artículo y líder del equipo; destacó que los hallazgos son un recurso vital para los planificadores urbanos costeros, que pueden estar enfocados en prepararse para eventos extremos en lugar de más inundaciones por marea alta.
La Jornada