Puerto Príncipe. Hombres armados asesinaron al presidente haitiano Jovenel Moïse e hirieron a su esposa Martine en su casa la madrugada de ayer, lo que provocó más caos en el país caribeño, que ya sufría una escalada de violencia de pandillas, protestas antigubernamentales y un reciente aumento de contagios por Covid-19.
Cuatro presuntos “mercenarios” murieron y otros dos fueron detenidos, informó el director general de la policía, Léon Charles, al cierre de esta edición. No precisó la identidad de los presuntos asesinos abatidos, ni de los detenidos. También se informó de otros 20 sospechosos arrestados.
Apuntó que en la operación se consiguió liberar a tres agentes secuestrados por los supuestos autores del magnicidio. Agregó que la policía los persiguió después del ataque, cometido alrededor de la una de la madrugada.
El viceministro de Comunicaciones, Frantz Exantus, tuiteó que los detenidos fueron arrestados en el barrio capitalino de Pélérin, donde está la residencia de Moïse, poco después de las 18 horas.
El primer ministro interino saliente, Claude Joseph, confirmó que Moïse, de 53 años, fue asesinado en un ataque perpetrado por un “comando armado” que incluía a extranjeros que hablaban inglés y español, pero no ofreció más información. En Haití se habla francés y creole o criollo.
En videos difundidos en redes sociales, que aún no son verificados por las agencias de prensa internacionales, los hombres armados se identificaron como miembros de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, cuando ingresaron a la residencia de Moïse. “Operación de la DEA. Todos se retiran. Operación DEA. Todos retrocedan, retírense”, se escucha a un hombre decir en inglés con acento estadunidense por un megáfono.
El embajador de Haití en Washington, , confirmó que los asesinos se presentaron falsamente como agentes de la DEA. “Fue un ataque bien planificado y eran profesionales”, dijo, y señaló: “tenemos un video y creemos que eran mercenarios”.
Al cierre de esta edición el gobierno de Joseph, que decretó emergencia y duelo nacional por dos semanas, no había aclarado en qué parte de su casa estaba el presidente cuando fue asesinado. Información extraoficial señala que Moïse recibió 12 disparos.
Tampoco se informó cuántos guardias de seguridad había en la casa al momento de la incursión, cómo entraron y si hubo un enfrentamiento con los atacantes.
Las autoridades de la vecina República Dominicana investigan la posible infiltración de los asesinos, informó el periódico Diario Libre. Según una de las versiones de las autoridades dominicanas, Moïse fue asesinado por siete sudamericanos: cuatro colombianos y tres venezolanos que actuaron por orden de “gente muy poderosa en Haití que está involucrada en el narcotráfico y el secuestro”.
De acuerdo con esta versión, el oficial de policía de alto rango, que flexibilizó deliberadamente la seguridad de la casa del presidente, podría haber sido cómplice de los atacantes.
La esposa del mandatario, Martine Moïse, de 47 años, sobrevivió al ataque, pero su estado es grave, por lo que fue trasladada a Miami, Florida, donde recibe atención médica, informó el embajador Bocchit Edmond.
Los hijos de la pareja, Jovenel Jr., Jomarlie y Joverlein, se encuentran resguardados.
El ex presidente Michel Martelly, a quien sucedió Moïse, calificó el asesinato de “duro golpe para nuestro país y para la democracia haitiana, que está luchando por encontrar su camino” y dijo que reza por Martine.
Por la tarde, Claude Joseph, al finalizar un consejo de ministros extraordinario, confirmó estar a cargo del país, hizo un llamado a la calma y señaló que la policía junto con el ejército se encargan de la seguridad de la población. “La situación está bajo control”, aseguró.
Se comprometió a llamar a elecciones presidenciales y legislativas para el 26 de septiembre como está establecido, señaló su cuenta oficial en Twitter, en la que se precisó que la declaración se formuló durante una llamada telefónica con el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken.
País agobiado por las pandillas
Las calles de la bulliciosa capital de un millón de habitantes estaban vacías ayer por la mañana después del ataque y los disparos intermitentes durante la noche. Se reportaron algunos saqueos y el aeropuerto de Puerto Príncipe fue cerrado, informó el diario Haití Libre.
La inestabilidad política y económica se agudizó en los últimos meses, con protestas generalizadas que paralizaron el país de más de 11 millones de habitantes. Las pandillas en la capital, Puerto Príncipe, se volvieron más poderosas. Más de 14 mil 700 personas fueron expulsadas de sus hogares en junio cuando las grupos violentos saquearon e incendiaron casas.
Además, 15 personas murieron durante un tiroteo el 29 de junio en la capital, incluyendo un conocido periodista y activista político. Las autoridades culparon a un grupo de agentes de policía rebeldes, pero no proporcionaron pruebas.
Moïse, un empresario del norte de Haití, carecía de experiencia política antes de que el ex presidente Michel Martelly lo eligiera para que fuera el candidato del partido gobernante Tet Kale.
Moïse, un hombre de hablar calmado, parecía un político poco común, especialmente al comparársele con Martelly, un músico llamativo y grandilocuente. Aunque no era pobre, también estaba lejos de pertenecer a la élite. Su padre era un pequeño granjero y empresario. Su madre ayudaba a vender sus cultivos y trabajaba de costurera.
Mucha gente en Haití quería que Moïse dejara el cargo. Gobernaba por decreto después de que las elecciones legislativas previstas para 2018 se retrasaron. Desde que asumió en febrero de 2017, enfrentó pedidos de dimisión y protestas masivas, primero por acusaciones de corrupción y su gestión de la economía.
La oposición lo acusó este año de buscar instalar una dictadura al sobrepasar su mandato y volverse más autoritario, incluso mediante la aprobación de un decreto que limitaba los poderes de un tribunal que audita los contratos del gobierno y otro que creó una agencia de inteligencia que responde sólo al presidente.
En meses recientes los líderes de la oposición exigieron su renuncia bajo el argumento de que su mandato terminó legalmente en febrero de 2021. Moïse sostuvo que su gestión se inició cuando asumió el cargo, luego de una caótica elección que obligó al nombramiento de un presidente provisional que tendría que quedarse sólo un año.
El primer ministro interino saliente, quien sería sustituido esta semana luego de tres meses en el cargo, era considerado un protegido de Moïse y no está claro cómo reaccionará la oposición ante su toma del poder.
Los problemas económicos, políticos y sociales de Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, se han profundizado recientemente, con la inflación en espiral y la comida y el combustible escaseando en un país donde 60 por ciento de la población gana menos de dos dólares al día.
Esto sucede mientras el país todavía intenta recuperarse del devastador terremoto de 2010 y del huracán Matthew de 2016. La Organización Panamericana de la Salud afirmó que los episodios de violencia ponen en riesgo la respuesta contra la pandemia.
La nación caribeña ha luchado por lograr la estabilidad desde la caída de la dictadura de Jean-Claude Duvalier en 1986 y ha enfrentado una serie de golpes de Estado e intervenciones extranjeras. Una misión de mantenimiento de la paz de la Organización de Naciones Unidas, destinada a restablecer el orden después de una rebelión que derrocó al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide en 2004, terminó en 2019 con el país aún en crisis.
Ap, Afp, Reuters, Europa Press y Sputnik