Madrid. Unos 8 mil migrantes ingresaron desde el lunes al enclave español de Ceuta, de los cuales la mitad ya fueron devueltos a Marruecos, informó este martes el ministerio del Interior español.
Para reforzar el enclave norteafricano, el ministerio indicó en su nota que se enviarán más agentes de policía, mientras que los equipos de extranjería trabajarán las 24 horas para «agilizar los trámites» para retornar a los migrantes a Marruecos.
«No tengo miedo a la muerte, lo que me da miedo es morir pobre, aquí», cuenta Amal. Como miles de jóvenes marroquíes, esta chica de 18 años se precipitó el lunes al puesto fronterizo de Castillejos (norte), con la idea de poder alcanzar el enclave español de Ceuta.
Extenuada, con la cara pálida, Amal estuvo intentándolo toda lo noche, pero no logró llegar al final de «la aventura»: llegó demasiado tarde y las fuerzas de seguridad marroquíes le impidieron el martes de madrugada entrar en Ceuta, en territorio europeo.
«Cuando supimos a través de Facebook que la gente entraba en Ceuta sin ser detenida por las fuerzas de seguridad, vinimos», explica esta chica, oriunda de un pueblo vecino y que se dirigió a Fnideq (Castillejos en español) atraída, como muchos, por las impresionantes imágenes que se veían en las redes sociales.
El lunes, miles de personas de todas las edades, hombres, mujeres, jóvenes y niños, consiguieron cruzar la frontera hasta Ceuta, una situación sin precedentes, en un contexto de crisis diplomática entre Madrid y Rabat.
Ceuta y Melilla, dos enclaves españoles en Marruecos, son las únicas fronteras terrestres entre África y la Unión Europea.
Los internautas marroquíes expresaron su «estupefacción», incluso su «dolor» al ver las imágenes de esta marea humana.
Algunos lo explican como una consecuencia del descontento de Rabat, que habría dejado pasar a los clandestinos tras la hospitalización en España del jefe del Frente Polisario –un movimiento que lucha desde hace décadas por la independencia del Sáhara Occidental, que Marruecos considera parte de su territorio.
«He venido aquí para cruzar clandestinamente y garantizar el futuro de mis hijos, porque aquí, no hay nada. Nos atrevemos a pasar: o muero o paso», afirma Ouarda, de 26 años y madre de dos hijos, divorciada y sin trabajo, procedente de Tetuán (norte).
Según las autoridades españolas, 6 mil migrantes –entre ellos unos 2 mil 700 menores– llegaron desde el lunes de Marruecos a territorio español, a pie o a nado. Unos mil 500 fueron de devueltos al otro lado de la frontera.
La policía marroquí, tras observar durante 24 horas sin hacer nada como los migrantes cruzaban, comenzó el martes por la mañana a bloquear las entradas y a dispersar a la multitud que se había congregado en la zona.
El martes por la tarde, la situación seguía siendo confusa: había grupos de personas que persistían en su intento de cruzar, mientras otras daban media vuelta, disuadidas por las fuerzas de seguridad españolas, que utilizaron gases lacrimógenos.
AFP