Roma. Rafael Nadal, que busca su décimo triunfo en Roma, se cobró la venganza ante Alexander Zverev, que le eliminó la semana pasada en Madrid, derrotándolo 6-3 y 6-4 en cuartos este viernes, y jugará por una plaza en la final ante Reilly Opelka (47º).
Una semana después de su primera derrota ante el alemán (6º ATP) en tierra batida, el español dictó su ley para imponerse en dos horas.
Tras haber caído en cuartos en Montecarlo y Madrid, Nadal da un paso más en Roma, a poco más de dos semanas de Roland Garros, en un torneo en el que ha ganado a tres de los grandes nombres del futuro del tenis: Janik Sinner, Denis Shapovalov -que tuvo dos bolas de partido- y Zverev.
Este viernes Nadal empezó con un tiro, situándose 4-0 en el primer set. A continuación llegó la reacción de Zverev, que no se dejó ir durante el partido a pesar de remar siempre a contracorriente. El español, a pesar de una aparotosa caída al subir a la red, fue capaz de situarse 1-0.
En la segunda manga Zverev siguió mostrando su mejor cara y metió presión a Nadal, una roca este viernes, intratable en defensa y sin los errores que complicaron su duelo del jueves ante Shapovalov.
«He jugado un partido sólido, con pocos errores. Es una victoria importante para mí. Las condiciones eran diferentes a Madrid, pude controlar el partido», analizó Nadal, contento por estar todavía «en forma» tras sus duelos anteriores.
En semifinales le espera un invitado sorpresa, Opelka, que derrotó al argentino Federico Delbonis (64º), 7-5 y 7-6 (7/2).
Con su estatura de gigante (2.11 m), sus servicios supersónicos que alcanzaron los 230 km/h pero también su relajación total en la pista esta semana, Opelka encadenó una cuarta victoria consecutiva en la capital italiana sin ceder un set ni una rotura, con casi 80 directos logrados.
Procedente de la clasificación, Delbonis intentó resistir a la tormenta, pero no encontró soluciones.
En el primer set cedió su servicio una vez, suficiente para que Opelka se lo llevara. En el segundo incluso alcanzó el tie break, pero el estadunidense, sin ninguna presión, lo dominó para apuntarse la victoria en una hora y 41 minutos.
AFP